jueves, 20 de diciembre de 2007

preguntas basicas caso Semmelweis

CASO SEMMELWEIS

¿Cuál era la lógica de Semmelweis en cuanto al problema de la fiebre puerperal?

La observación de las madres que daban a luz y que tenían lesiones producidas por los reconocimientos poco cuidadosos a que sometían a las pacientes los estudiantes de medicina al realizar las prácticas de obstetricia.


¿Cuál era el objeto de estudio de Semmelweis?

La enfermedad que con frecuencia se presentaba en la división primera además de que en la segunda división se presentaba con mayor frecuencia. A diferencia de la segunda, la primera era guiada por un sacerdote.


¿Cómo se da la interacción del sujeto con el objeto?

Por medio de la compatibilidad entre el hecho y el descubridor del problema, sin olvidar el reconocimiento a que se sometía el autor.


¿Cuántas hipótesis se plantean en el documento?

Una, ya que comprendió que la <<>> que el escalpelo del estudiante había introducido en la corriente sanguínea de Kolletschka había sido la causa de la fatal enfermedad de su colega, y las semejanzas entre el curso de la dolencia de Kollestchka y el de las mujeres de su clínica.


¿Cuáles de las siguientes categorías se aplicaron en el caso Semmelweis?

Deducción e investigación; Semmelweis llegó a la conclusión de que sus pacientes habían muerto por un envenenamiento de la sangre del mismo tipo; él, sus colegas y los estudiantes de medicina habían sido portadores de la materia infecciosa.
DIAGRAMA

Investigación científica


Detección del problema
Causas y prevención
Descartar posibilidades
Hipótesis
Solución del problema

viernes, 14 de diciembre de 2007

caso semmelweis

PREGUNTAS BÁSICAS
Caso Semmelweis
¿Cual era la lógica de Semmelweis en cuanto al problema de la fiebre puerperal?Dibuje un diagrama del camino que siguió Semmelweis para la solución del problema¿Cual era el objeto de estudio de Semmelweis?¿Cómo se da la interacción del sujeto con el objeto?¿Cuántas hipótesis se plantean en el documento?¿Cuáles de las siguientes categorías se aplicaron en el caso Semmelweis? juzgar, inferir, deducir, investigar, seleccionar, sistematizar
DOCUMENTO PARA ANÁLISIS
Carl G. Hempel, Filosofía de la ciencia natural
El caso Semmelweis
Como simple ilustración de algunos aspectos importantes de la investigación científica, parémonos a considerar los trabajos de Semmelweis en relación con la fiebre puerperal. Ignaz Semmelweis, un médico de origen húngaro, realizó esos trabajos entre 1844 y 1849 en el Hospital General de Viena. Como miembro del equipo médico de la Primera División de Maternidad del hospital, Semmelweis se sentía angustiado al ver que una gran proporción de las mujeres que habían dado a luz en esa división contraía una seria y con frecuencia fatal enfermedad conocida como fiebre puerperal o fiebre de postparto. En 1844, hasta 260, de un total de 3.157 madres de la División Primera -un 8,2 %- murieron de esa enfermedad; en 1845, el índice de muertes era del 6,8 %, y en 1846, del 11,4. Estas cifras eran sumamente alarmantes, porque en la adyacente Segunda División de Maternidad del mismo hospital, en la que se hallaban instaladas casi tantas mujeres como en la Primera, el porcentaje de muertes por fiebre puerperal era mucho más bajo: 2,3, 2,0 y 2,7 en los mismos años. En un libro que escribió más tarde sobre las causas y la prevención de la fiebre puerperal, Semmelweis relata sus esfuerzos por resolver este terrible rompecabezas.Semmelweis empezó por examinar varias explicaciones del fenómeno corrientes en la época; rechazó algunas que se mostraban incompatibles con hechos bien establecidos; a otras las sometió a contrastación.Una opinión ampliamente aceptada atribuía las olas de fiebre puerperal a «influencias epidémicas que se describían vagamente como «cambios atmosférico-cósmíco-telúricos», que se extendían por distritos-enteros y producían la fiebre puerperal en mujeres que se hallaban de postparto. Pero, cómo -argüía Sernmelweis- podían esas influencias haber infestado durante años la División Primera y haber respetado la Segunda? Y ¿cómo podía hacerse compatible esta concepción con el hecho de que mientras la fiebre asolaba el hospital, apenas se producía caso alguno en la ciudad de Viena o sus alrededores? Una epidemia de verdad, como el cólera, no sería tan selectiva. Finalmente, Semmelweis señala que algunas de las mujeres internadas en la División Primera que vivían lejos del hospital se habían visto sorprendidas por los dolores de parto cuando iban de camino, y habían dado a luz en la calle; sin embargo, a pesar de estas condiciones adversas, el porcentaje de muertes por fiebre puerperal entre estos casos de «parto callejero» era más bajo que el de la División Primera.Según otra opinión, una causa de mortandad en la División Primera era el hacinamiento, Pero Semmelweis señala que de hecho el hacinamiento era mayor en la División Segunda, en parte como consecuencia de los esfuerzos desesperados de las pacientes para evitar que las ingresaran en la tristemente célebre División Primera.Semmelweis descartó asimismo dos conjeturas similares haciendo notar que no había diferencias entre las dos divisiones en lo que se refería a la dieta y al cuidado general de las pacientes.En 1846, una comisión designada para investigar el asunto atribuyó la frecuencia de la enfermedad en la División Primera a las lesiones producidas por los reconocimientos poco cuidadosos a que sometían a las pacientes los estudiantes de medicina, todos los cuales realizaban sus prácticas de obstetricia en esta División. Semmelweis señala, para refutar esta opinión, que (a) las lesiones producidas naturalmente en el proceso del parto son mucho mayores que las que pudiera producir un examen poco cuidadoso; (b) las comadronas que recibían enseñanzas en la División Segunda reconocían a sus pacientes de modo muy análogo, sin por ello producir los mismos efectos; (c) cuando, respondiendo al informe de la comisión, se redujo a la mitad el número de estudiantes y se restringió al mínimo el reconocimiento de las mujeres por parte de ellos, la mortalidad, después de un breve descenso, alcanzó sus cotas más altas.Se acudió a varias explicaciones psicológicas. Una de ellas hacía notar que la División Primera estaba organizada de tal modo que un sacerdote que portaba los últimos auxilios a una moribunda tenía que pasar por cinco salas antes de llegar a la enfermería: se sostenía que la aparición del sacerdote, precedido por un acólito que hacía sonar una campanilla, producía un efecto terrorífico y debilitante en las pacientes de las salas y las hacía así más propicias a contraer la fiebre puerperal. En la División Segunda no se daba este factor adverso, porque el sacerdote tenía acceso directo a la enfermería. Semmelweis decidió someter a prueba esta suposición. Convenció al sacerdote de que debía dar un rodeo y suprimir el toque de campanilla para conseguir que llegara a la habitación de la enferma en silencio y sin ser observado. Pero la mortalidad no decreció en la División Primera.A Semmelweis se le ocurrió una nueva idea: las mujeres, en la División Primera, yacían de espaldas; en la Segunda, de lado. Aunque esta circunstancia le parecía irrelevante, decidió, aferrándose a un clavo ardiendo, probar a ver si la diferencia de posición resultaba significativa. Hizo, pues, que las mujeres internadas en la División Primera se acostaran de lado, pero, una vez más, la mortalidad continuó.Finalmente, en 1847, la casualidad dio a Semmelweis la clave para la solución del problema. Un colega suyo, Kolletschka, recibió una herida penetrante en un dedo, producida por el escalpelo de un estudiante con el que estaba realizando una autopsia, y murió después de una agonía durante la cual mostró los mismos síntomas que Semmelweis había observado en las víctimas de la fiebre puerperal. Aunque por esa época no se había descubierto todavía el papel de los microorganismos en ese tipo de infecciones, Semmelweis comprendió que la «materia cadavérica» que el escalpelo del estudiante había introducido en la corriente sanguínea de Kolletschka había sido la causa de la fatal enfermedad de su colega, y las semejanzas entre el curso de la dolencia de Kolletschka y el de las mujeres de su clínica llevó a Seinmelweis a la conclusión de que sus pacientes habían muerto por un envenenamiento de la sangre del mismo tipo: él, sus colegas y los estudiantes de medicina habían sido los portadores de la materia infecciosa, porque él y su equipo solían llegar a las salas inmediatamente después de realizar disecciones en la sala de autopsias, y reconocían a las parturientas después de haberse lavado las manos sólo de un modo superficial, de modo que éstas conservaban a menudo un característico olor a suciedad.Una vez más, Semmelweís puso a prueba esta posibilidad. Argumentaba él que si la suposición fuera correcta, entonces se podría prevenir la fiebre puerperal destruyendo químicamente el material infeccioso adherido a las manos. Dictó, por tanto, una orden por la que se exigía a todos los estudiantes de medicina que se lavaran las manos con una solución de cal clorurada antes de reconocer a ninguna enferma. La mortalidad puerperal comenzó a decrecer, y en el año 1848 descendió hasta el 1,27 % en la División Primera, frente al 1,33 de la Segunda.En apoyo de su idea, o, como también diremos, de su hipótesis, Seminelweis hace notar además que con ella se explica el hecho de que la mortalidad en la División Segunda fuera mucho más baja: en ésta las pacientes estaban atendidas por comadronas, en cuya preparación no estaban incluidas las prácticas de anatomía mediante la disección de cadáveres.La hipótesis explicaba también el hecho de que la mortalidad fuera menor entre los casos de «parto callejero»: a las mujeres que llegaban con el niño en brazos casi nunca se las sometía a reconocimiento después de su ingreso, y de este modo tenían mayores posibilidades de escapar a la infección.Asimismo, la hipótesis daba cuenta del hecho de que todos los recién nacidos que habían contraído la fiebre puerperal fueran hijos, de madres que habían contraído la enfermedad durante el parto; porque en ese caso la infección se le podía transmitir al niño antes de su nacimiento, a través de la corriente sanguínea común de madre e hijo, lo cual, en cambio, resultaba imposible cuando la madre estaba sana.Posteriores experiencias clínicas llevaron pronto a Semmelweis a ampliar su hipótesis. En una ocasión, por ejemplo, él y sus colaboradores, después de haberse desinfectado cuidadosamente las manos, examinaron primero a una parturienta aquejada de cáncer cervical ulcerado; procedieron luego a examinar a otras doce mujeres de la misma sala, después de un lavado rutinario, sin desinfectarse de nuevo. Once de las doce pacientes murieron de fiebre puerperal. Semmelweis llegó a la conclusión de que la fiebre puerperal podía ser producida no sólo por materia cadavérica, sino también por «materia pútrida procedente de organismos vivos»

jueves, 13 de diciembre de 2007

PORTADA

UNIVERSIDAD ETAC
NODO TULANCINGO
MAESTRIA EN EDUCACIÓN


ALUMNA:

REMEDIOS DE LA ROSA VARGAS.



ASESOR:

MTRO. MANUEL ALEJANDRO ROBLES ACEVEDO.


TEMA:


DESARROLLO DEL LENGUAJE ORAL EN NIÑOS DE 2O NIVEL DE PREESCOLAR INDIGENA


TULANCINGO HIDALGO, DICIEMBRE DE 2007.

Marco contextual

DESARROLLO DEL LENGUAJE ORAL EN NIÑOS DE 2º NIVEL DE
PREESCOLAR INDÍGENA

OBJETIVO GENERAL:

Que las niñas y los niños de 2º Nivel del Centro de Educación Preescolar Indígena “Francisco Gavilondo Soler” de la Colonia San José, Municipio de Tenango de Doria, logren desarrollar su lenguaje oral por medio de la lectura de cuentos, chistes, adivinanzas, cantos y platicas con los padres de familia y demás miembros de la comunidad.


OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Que las niñas y los niños de educación Preescolar:

Ø Expresen ideas de manera más compleja. Con los relatos y pláticas de historias personales o familiares (mamá, papá, hermanos, abuelos, tíos, etc.)

Ø Utilizar la lengua oral de manera creativa. A partir de la creación de palabras nuevas, con ayuda de chistes, chanzas, adivinanzas, cuentos, juegos, cantos y refranes.

Ø Utilizar la lengua materna como herramienta para el desarrollo del lenguaje oral por medio de pláticas con las madres de familia.

Ø Por medio del teatro guiñol, las niñas y los niños participaran en la lectura de cuentos con ayuda de las madres de familia.

Ø Con ayuda del cuento “la sorpresa de Nandi” las niñas y los niños, mencionarán una a una las aventuras del recorrido de Nandi.
MARCO CONTEXTUAL

Tenango de Doria, se ubica en el Estado de Hidalgo de nombre Náhuatl Tenanco cuyo significado es “lugar amurallado o lugar entre cerros”, al sur de este Municipio se localiza la Colonia San José, en esta a su vez el Centro de Educación Preescolar Indígena “Francisco Gavilondo Soler”, en esta colonia de aproximadamente 1,500 habitante encontramos una Primaria Bilingüe con 200 alumnos de 1º a 6º, además del Preescolar con 76 niñas y niños de 1º a 3er. nivel y un centro de Educación Inicial con 15 niños de 1.11meses a 2.11 meses.

Esta colonia se caracteriza por ser en un 90% perteneciente al Partido Político del PRD, además de que en la escuela esta ausente la presencia de los padres ya que estos emigran a las grandes ciudades o a los Estados Unidos de Ameriza en busca de un a vida mejor, entre las madres de familia se puede observar que el 1% tiene una profesión con trabajo seguro, el resto se dedica a las labores del hogar percibiendo una cantidad monetaria por semana, dentro de esta colonia se puede observar que el grado de escolaridad sobresaliente es del 60% de Primaria, el 30% cuenta con secundaria y el resto 10% con una profesión. En cuanto a la religión hago mención que el 20% es Testigo de Jehová, el 30% Pentecostés, el 19% cristiano y el resto católico, dentro del centro de Preescolar el 1% es Testigo de Jehová y el resto del alumnado es católico.

En cuanto a costumbres y tradiciones las actividades que se realizan en la escuela son las siguientes, Carnaval, día del niño, día de las madres, el grito de independencia, todos santos, aniversario de la Revolución y navidad, en las cuales los alumnos participan juntamente con las madres de familia para conservar estas bonitas y significativas tradiciones, ya que de alguna manera influye en el aprendizaje de los alumnos.

Desarrollo del lenguaje oral

Adivina, adivinador (i)

Decía Freud que el juego infantil estaba relacionado, de alguna forma, con la curiosidad científica. Luego Jean Piaget se pirateó la idea y argumentó que las preguntas e indagaciones que los infantes hacían (o se hacían) formaban parte de – así lo escribió – su desarrollo epistémico (¡gulp!).

El caso es que sobre estos supuestos se apoya el presente artículo. La idea de escribirlo tiene que ver con el deseo arcaico del conocimiento.

Haciéndole al científico, quisiera ahora retomar este antiguo juego de las adivinanzas. Pensemos, por un momento, que queremos jugarlo; lo hecho antes, cuando las sesiones académicas están – como casi todas – aburridísimas. Hemos jugado y nos hemos divertido mucho en esta especia de Maratón Científico.

En alguna ocasión escuché a Rene Avilés Fabila decir que un cuento es una especia de adivinanza: el escritor sabe a dónde va; el lector tiene que adivinarlo antes de que termine la narración. No se valen trampas – decía el autor del Gran solitario de palacio –; el escritor tiene que otorgar ciertas pistas – clave, sin descuidar su intención. En esta lecha, sólo el lector inteligente podrá descifrar el nudo narrativo; si lo logra antes de que el cincuenta porciento de la trama haya transcurrido, el cuento es malo. Después, a medida que el final se acerca, la historia va siendo cada vez más buena en la medida – o en proporción directa – al apendejamiento del lector. En esta ocasión deseo recuperar la idea de Avilés Fabila: ¿quieres jugar, o prefieres cerrar el libro?

¡Muy bien!, aceptas el reto. Te diré en principio que la persona en cuestión tuvo una larga vida; tan prolongada existencia vivió que se opuso – con toda madurez – a las dos guerras mundiales. Nació justo cuando el Genera Ulises S. Grant se reeligió como Presidente de los Estados Unidos, y falleció dándoles la mano solidaria a los estudiantes en lucha en Berkeley y en Paris (de seguro leía a otros iluminados: Sastre, Marcase a Kerouack, Nacido en 1872, aún se dio tiempo para ver de cerca el tristemente célebre Caso Watergate.

Una lista más arbitraria (e incompleta, of corse) enumera sesenta y ocho publicaciones de quien hablamos; habría que agregar sus cientos y cientos de artículos en revistas especializadas. ¿Quiere algunos títulos como para que le sirvan de pesquisa? Ahí le van; el uso del lápiz labial, Modales de los turistas, maltrato se las esposas y Eligiendo cigarros. Su primer libro de publicó en 1896 y el ultimo (que se llamo Ensayos de análisis) se dio a la prensa del 1973, poco después de su muerte.

Los temas acerca de los cuales escribió fueron muy poco variados, veáse si no, geometría, filosofía, matemáticas, justicia, reconstrucción social, ideas políticas, misticismo, lógica, bolchevismo, China, la mente, la industria, ciencia, la relatividad, educación, escepticismo, matrimonio, felicidad, moral, ociosidad, religión, cuestiones internacionales, historia, el poder, la verdad, el conocimiento, la autoridad, ciudadanía, ética, autobiografía, ateismo, sabiduría, el futuro, el desarme, la paz y crímenes de guerra, entre otros temas. En 1959 publicó un libro sobre la guerra nuclear (Que chiste – dirá algún avieso lector – después de lo de Hiroshima y Nagasaki). Sin embargo, a favor de nuestro personaje diré que treinta y seis años antes, para ser exactos en 1923, dio a la luz pública su Abecé de los átomos (¡Bofonos!)

A estas alturas del relato, de seguro que dos – tres lectores ya habrían adivinado de quien estamos hablando; para el resto de los mortales continuaré dando pistas –según recomendación de Avilés Favila.

Antes de cumplir los cuatro años de edad, este pobre cuate se quedo huérfano de padre y madre, por lo que paso su infancia en casa de un abuelo, quien por cierto era Conde. Entre los antecedentes de nuestro personaje se puede apuntar que:

pertenecía a la aristocracia
whig que, bien se aislaba
herméticamente de todo contac
to con el populacho y hasta de
la clase media, tenía un apego
incomprensible por las ideas
radicales…

Como sus padres habían sido ateos y ultrarradicales, dejaron por escrito que su hijo fuera educad bajo la égida de John Stuart Mill. Pero (¡oh decepción!) su abuela decidió que la Biblia era el mejor camino y, según algunos autores, esta eventualidad engendró uno de los mas perversos anticristianos. A sus quince años ya declaraba su ateísmo; lo escribía en su Diario y lo hacía en griego por aquello de los pajaritos en los alambres.

Las matemáticas fueron su primera y gran pasión vital; e su obra cumbre escribió: las matemáticas me gustan porque no son humanas; poseen no solo la verdad, sino la belleza suprema, fría y austera, como la de una escultura, de una perfección tal que solo el gran arte puede mostrar. Esto lo escribió la última noche de 1899, justo cuando el nuevo siglo entraba por su ventana. Curiosamente, otra criatura descabellada, ese misma, cabalística noche, terminaba también la más excelsa de su obras: La interpretación de los sueños, que propicio la segunda revolución psiquiátrica.

Las obras filosóficas de quien estamos hablando nunca tuvieron el reconocimiento de sus colegas ni repercusión intelectual alguna, aunque si del gran publico. Por ejemplo Historia de la filosofía occidental, la conquista de la felicidad, y El conocimiento humano, publicados entre 1946 y 1949, tuvieron mucha resonancia. Se trataba de un filósofo que abandonaba su torre de marfil para llegar al mundo. La divulgación de sus ideas le mereció cárcel repetidas veces, en 1916, en 1918, y en 1940; todavía, en 1961 – a sus ochenta y ocho años de edad – fue condenado a pasar un mes es prisión; ¡Qué vergüenza... un anciano de ochenta y ocho años – dijo alguien. Pero el juez, inmutable, respondió: Es bastante mayor como ara saber lo que debe hacer.

Nuestro amigo (seguro que ya lo es) había sido acusado de diversas maneras: sus libros eran: Lascivos libidinosos, venéreos, erotomaniacos.


Autor: Sir Bertand Arthur William Russell

Internet. Consultando Abecé de los atomos.